Darle el abrazo a la suerte
de tener que reprimir a la felicidad
de tener que sentir su golpe de fatalidad
contra los tendones rígidos de la eternidad
Sentir subir el color en las mejillas
eternamente heladas en aquellas mañanas
con el bajo del pantalón lleno de charcos
con mis ojos clavados en tus propios charcos infinitos
y Cracovia fue testigo
de aquel amor vivido
cuando aun estaban vivos
un presidente y su mujer
y Cracovia abrió la puerta
a esta cenicienta muerta
a este príncipe sin trono
a este "gueto" abandonado
y Cracovia nos dio su mano
en discotecas llenas de depravación
en bares llenos de encanto
en trompetistas en los tejados
y Cracovia nos regaló el mañana
y la flores de la madrugada
y las ganas
y el ahora
y el ya basta...
4 comentarios:
Exiquisto, como este blog.
Que lindo estar leyendo y llevarse algunos versos para pensar en un andén.
Cracovia, siempre Cracovia, los trompetistas en el tejado, me recuerda el violinista sobre el tejado, pero eso fue en la antigua Rusia?
hermosos amor!
Siempre tendrán... cracovia!
El ayer.. el ahora, y los recuerdos para el mañana!
Besos
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